Venecia


18 de mayo de 2016. Asiento 19E. Vuelo de vuelta desde Venecia a Barcelona después de tres días en la ciudad del amor, de los canales, de las góndolas y las iglesias. Cuántas iglesias por metro cuadrado. Impresionante.

Visitar Venecia era imprescindible para mí, era un viaje pendiente hacía años, tenía una deuda con ella y la verdad es que era merecida. Me encantó cada rincón de la bella Venecia y de sus islas vecinas, Murano, Burano y Lido. Pasear por sus peculiares calles y canales, ver tiendas originales, comer deliciosos manjares, subir en góndola y en vaporetto, absolutamente todo fue para mí una experiencia inolvidable.

Si sois amantes del arte y la arquitectura, seguramente 3 días os parezcan poco para este lugar, pero si como nosotros, sois más bien de recorrer rincones y disfrutar al aire libre es tiempo suficiente para llevarte un precioso recuerdo. También es cierto que ne mayo los días son más largos y la temperatura es ideal para pasarse el día recorriendo callejuelas, además de que los canales van llenos de agua y todo está repleto de flores. Creo que elegimos muy bien la época del año en la que viajamos.


La ignorancia del lugar y los precios elevados en el centro nos hizo coger un hotel bastante alejado, de hecho estaba fuera de la isla y había que caminar y coger un par de autobuses para llegar al centro. Si no queréis depender del transporte para ir al hotel, mejor coger un alojamiento más céntrico, aunque sea más caro.


El primer día con el mapa turístico en la mano, nos dedicamos a recorrer el centro histórico de Venecia. Íbamos sin rumbo fijo, callejeando y sin parar de asombrarnos y de hacer fotos. Os podemos decir algunos lugares de los más famosos, como la plaza San Marcos, el Gran Canal, el puente de Rialto, el puente de los Suspiros, etc. pero para nosotros absolutamente todos los rincones valen la pena.















Si tenéis tiempo y os apetece hay bastantes edificios para visitar, como la Basílica de San Marcos, el palacio Ducal, o la iglesia de Santa Maria de Frari.







Y como no!! no dejéis de subir a la Torre del Campanile de la Plaza San Marcos, desde donde hay unas fantásticas vistas desde las alturas y podréis vibrar con las campanadas en directo, en vuestras propias cabezas. La entrada nos costó 10 euros.









Murano
Murano

Creo que es imprescindible si vas a Venecia visitar sus islas vecinas. El transporte público marítimo llamado Vaporetto funciona perfectamente y es muy cómodo de usar. Lo recomendamos, aunque también se pueden coger taxis, que son más caros. Nosotros tuvimos tiempo de visitar Murano, Burano y Lido. Ésta última sería más para ir en época de verano en la que puedas disfrutar de sus preciosas playas. La más famosa por su "cristal de Murano" es bonita, pero si tenéis que elegir, os recomiendo mucho más Burano. Sus casas pintadas de colores, las calles limpias y bien cuidadas, muchas flores, es una bonita y amable ciudad con unas maravillosas vistas al mar.

Murano


Burano
Burano menos famosa, pero mucho más bonita desde mi punto de vista.

Burano



Burano

Burano

Burano

Burano



El último día teníamos que despedirnos de Venecia como se merecía, con un paseo en Góndola por sus canales. El precio de una góndola es para 6 personas, así que si sois 2 y la queréis en exclusiva, os va a salir un pelín caro. Nosotros hicimos un grupo con una pareja y una chica que viajaba sola y así nos salió un poco más económico. Aunque parece la típica "turistada" creo que es una experiencia que no puedes dejar pasar si viajas a Venecia. Los gondoleros son muy auténticos, manejan la góndola con destreza, se avisan de viva voz para no chocarse en los cruces y a pesar de que a veces parece que aquello sean unos "autos de choque" todo el mundo pasa y no hay muchos accidentes. Así que son verdaderos ases de la Góndola y puedes subir tranquilo. La vista de los canales y edificios desde el agua es completamente diferente e imprescindible. No os la perdáis.



Cada ciudad tiene su originalidad, pero Venecia es de esos lugares inigualables, originales y que te sorprenden en cada rincón. Definitivamente la pondríamos en nuestras ciudades del mundo imprescindibles.




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